Estudios científicos han buscado la relación entre el aumento de peso y el consumo de grasa y carbohidratos en diferentes análisis, es decir, han comparado los resultados entre dietas con límite en el consumo de grasas con dietas limitadas en carbohidratos. Los resultados son más que sorprendentes: las personas con una dieta baja en carbohidratos tuvieron una pérdida de peso más significativa y mantuvieron durante más tiempo el peso alcanzado que las personas con una dieta baja en grasa.
Por otro lado, la pérdida de grasa corporal fue mayor en el caso de los seguidores de dietas bajas en carbohidratos, además se observa un mantenimiento de la figura a lo largo de 9 meses posteriores; en cambio, los seguidores de dietas restringidas en grasa vieron un incremento en la grasa corporal de su cuerpo, mientras que su masa muscular sufrió mayores pérdidas.
Pero, ¿Por qué la dieta baja en carbohidratos parece más efectiva?
La mayoría de estas dietas limitan la ingesta de carbohidratos y azúcares, enfocándose en los platos con alto contenido de proteína, granos y vegetales, mientras que una dieta reducida en grasa brinda más importancia a los hidratos de carbono y menos a las proteínas, por esta razón una dieta baja en carbohidratos fomenta el aumento de masa muscular, mantenimiento del peso y mejora de la salud en general que la dieta baja en grasa, que no es muy efectiva en la pérdida de peso pero sí en el aumento de grasa corporal.
¿Qué sucede con el colesterol si aumentamos proteína en nuestra dieta?
Las dietas bajas en carbohidratos suelen añadir grasas en su alimentación diaria, sin embargo esta grasa proviene del pescado azul, frutos secos y otras grasas no saturadas; si recordamos nuestro artículo sobre el colesterol bueno y el malo, entre más consumamos alimentos con HDL o colesterol bueno, mantendremos más limpio de colesterol LDL (el malo) a nuestro organismo. En cuanto a los triglicéridos, estos se relacionan más con el consumo de azúcares (presentes en los carbohidratos) y el alcohol, por lo que estas dietas ayudan a reducirlos.
La conclusión de múltiples investigadores ha sido que la disminución en los carbohidratos y una elección adecuada en el consumo de grasas brindan excelentes resultados en la disminución de peso, colesterol malo y triglicéridos, mantenimiento del peso alcanzado y una mejora en la salud cardiovascular.
Una dieta baja en carbohidratos no quiere decir abandonar este grupo de alimentos, estos se encuentran presentes en frutas, lácteos, cereales, legumbres y verduras; lo más importante es tener una alimentación balanceada, saludable y nutritiva para mantener un peso adecuado que nos reconcilie con la báscula y con el espejo.
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