El paso del tiempo y sus repercusiones en el cuerpo es algo que por más que nos esforcemos es imposible detener, sin embargo, podemos ir retrasando sus efectos llevando una vida saludable, esto procurando mantener una alimentación balanceada, un ritmo de vida activo, ejercitándonos periódicamente y, en fin, teniendo una serie de cuidados que, sin que se vuelvan una obsesión, nos procuren un buen estado físico, lo que sin duda se reflejará en nuestra imagen.
De esta manera, así como en cada etapa de la vida se recomienda dar prioridad a ciertos nutrientes dentro de la dieta, realizar diferentes tipos de ejercicios y tener distintas precauciones de salud, los tratamientos estéticos que pueden ayudarnos después de cumplidos los 30 años también van variando, pues con cada década cumplida se manifiestan distintos escenarios que denotan nuestra edad.
Una época clave en la vida de toda mujer son los 40’s, pues es una etapa en la que en muchas de las veces las actividades físicas ya no son tan intensas como antes, disminuye un poco la capacidad física, se tiende a ganar peso y el embarazo ha hecho también algunos cambios significativos a la figura de cuando jóvenes, no obstante, es un buen momento para poner manos a la obra y mantener una buena talla, retrasar el envejecimiento de la piel y dejar atrás malos hábitos que nos hagan lucir mayores.
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Para lograrlo, nunca está de más recurrir con especialistas que, a través de diversas tecnologías, pueden hacer que nuestra apariencia sea más lozana y hacernos lucir tan bien como diez años antes e incluso mejor, gracias a esa madurez que, bien llevada, adquiere nuestro contorno.
Aunque estos dependerán de las características propias de cada una, entre los más populares y efectivos se encuentran los tres siguientes:
Gracias al empleo de campos eléctricos y magnéticos, aparatología especial para efectuar este tratamiento logra transmitir calor intradérmico para estirar la piel y fomentar la producción de colágeno y elastina, lo que le da la firmeza que necesita para mantenerse tersa y joven ahora que las condiciones propias de la edad no lo logran tan fácilmente como antes.
Desde pasada la tercera década de vida es más difícil deshacernos de la grasa acumulada, por lo que una excelente alternativa puede ser propiciar su desintegración por medio de lipolisis progresiva, la cual no es sino la aplicación de ondas de calor en zonas específicas para reducir tallas rápidamente.
Uno de los problemas estéticos en la piel que más se desarrollan con el paso del tiempo y casi sin importar qué tanta actividad física realizas, es la aparición de celulitis, la cual puedes eliminar con la ayuda de métodos como la cavitación, que consiste en destruir células adiposas con ondas de ultrasonido para que tu cuerpo pueda desechar la grasa fácilmente.
Como ves, el exceso de peso, la piel de naranja y la flacidez son tres condiciones constantes al cumplir 40 años que, sin embargo, podemos hacer desaparecer con ayuda de la tecnología.
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¡Genial! Siempre es bueno conocer que tratamientos puedo hacerme después de los cuarenta.